De la palabra griega enkràteia, que significa abstinencia, templanza. Doctrina de fondo ascético, cuyo más notable representante fue Taciano, en el siglo II. Partiendo del principio gnóstico de que la materia es intrínsecamente mala, consideraba como pecado la unión matrimonial, prohibía el uso de la carne y el vino, pretendía que el sacrificio eucarístico se hiciese utilizando solamente agua, y rechazaba las riquezas como pecado abominable.
En el siglo IV el encratismo volvió a tomar vida en los discípulos del asceta capadocio Eustaquio de Sebaste; fue combatido por san Anfiloquio, obispo de Iconio, y condenado en un Sínodo del año 390 celebrado en Sido de Panfilia.