En oposición a la tendencia racionalista del siglo anterior, el abate Bautain, profesor de Estrasburgo y más tarde en París, defendió la incapacidad de la razón de llegar a las verdades religiosas, las cuales no pueden conocerse si no es exclusivamente por la tradición. Fue condenado el año 1831; en el Concilio Vaticano de 1870 fueron denunciados los peligros del fideísmo.