¡¡¡Dios mío!!! Cuando aparecen en televisión programas de cotilleo veo cómo la calumnia y la mentira campan a sus anchas, lo importante es cobrar un dinero. Leo: «Envidia y calumnia, son dos hermanas de un mismo pecado que se va filtrando entre los hombres de Cristo, hombres que han llegado a olvidar, no sólo que existe un mandamiento nuevo, el de la caridad, sino que existe también una virtud entre las cardinales, que se llama justicia. El envidioso no escucha las voces del amor, sólo atiende a su propio rencor. Y, si no tiene delitos que recordar, calumnia. «Sabemos que Le hemos conocido si guardamos sus mandamientos. El que afirma conocer a Dios y no guarda sus mandamientos, ese es un mentiroso, y la verdad no está en Él» (1,Juan, 2,3,4). Y el mandato: «No murmuréis entre vosotros» (Jn, 6,43).
Ayúdanos Señor a cuidar nuestra lengua, amigos de Cristo, que esta petición este siempre en nuestra oración, la calumnia siempre deja rastro, es pecado grave, que podamos mirarnos a los ojos con verdad de corazón sin avergonzarnos, llegará un día que nos juzgarán también de nuestras palabras.
Dice un proverbio chino: «El Verbo divino y limpio juzgará sin clemencia _tiempo hubo_ al verbo cruel y mentiroso de los hombres». Terrible la lengua, es un dardo que deja huellas y abre heridas que ya no se cierran. ¡¡¡Dios mío!!!
Dice Camino (número 11): «Lo que hay que hacer, se hace… sin vacilar… sin miramientos… Sin esto, ni Cisneros hubiera sido Cisneros; ni Teresa de Ahumada, Sta. Teresa… Ni Ínigo de Loyola, San Ignacio… ¡¡¡Dios y audacia!!!» 🔥
🙏🏻 Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? (Salmo 129,3) 🙏🏻