Si alguno dice…

¡¡¡Señor mío!!! ¡¡Cómo no voy a amar a mi hermano!! ¿¿Cómo voy a odiar?? ¿¿Quién soy yo?? ¡¡Pobre pecadora!! ¡¡Si con mis pecados a cuestas Tú, Rey mío, me AMAS y te dejaste clavar en una Cruz por mí!! Por ti, mis amigos en Cristo. A veces cuesta mucho mirar con amor a los ojos de aquella persona que te ha hecho daño, que sabes que no habla bien de ti… duele… pero fíjate que dijo Jesús: «Padre, perdónalos». Yo tengo que decir lo mismo y perdonar… y si tu corazón se revuelve, antes le pedimos perdón a Dios por nuestro pecado y en ese momento la paz entrará en nuestro corazón y podremos pedir que Dios la perdone, ahí estará tu perdón pegadito al perdón de nuestro Jesús amado, no es fácil, lo sé, pero como tenemos al mejor AMIGO DEL MUNDO, no estamos solos y en ese acto heroico de humildad se desbordará su AMOR y podremos decir: «No soy yo, es Cristo quien vive en mí». Qué bonito es el PERDÓN cuando es una prolongación del de Jesús en la Cruz. Es Reparar.

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