Así nos dice el Maestro. Este título es inherente a Cristo, porque al igual que un pastor que conduce el rebaño al pasto, de igual manera Cristo lleva a su «Rebaño», que somos los que le seguimos, los que le queremos, los que le adoramos, los que Reparamos, nos lleva, como decía, a hermosas praderas, a lugares de descanso y de aguas cristalinas y tranquilas… Cristo lleva a Su Rebaño al banquete Celestial donde nos da Su Cuerpo y Su Sangre… Cristo, si somos Su Rebaño, siempre nos dará lo mejor.
Cristo dispuso pastores para todos los tiempos, que son los sacerdotes, estos deben donar sus vidas por sus feligreses, hasta el grado superior del sacrificio, con caridad pastoral, con humilde sentido de servicio, con clemencia, paciencia, sacrificio, fortaleza.
La labor del Pastor es una exigente responsabilidad, pues ha respondido al llamado de Dios para cuidar Su Rebaño. También que cada uno de nosotros seamos pastores para nuestros hermanos, compartiendo las penas y alegrías en este caminar en pos de Cristo…
Que la Paz de Cristo, el Buen Pastor, permanezca con nosotros.
Pilar, de Amistad en Cristo con María de Chile