Que alegría cuando me dijeron… vamos a nuestro encuentro semanal alrededor del Altar, para el Espíritu no hay distancias, Dios nos une en su AMOR y desde su Corazón nos amamos más…crecemos en Caridad y humildad, por y para el hermano…
Debemos aprender de los felices caminantes de Emaús.
Una de las dificultades de la oración ante el Sagrario, es no acabar de darnos cuenta de que Jesús está allí, vivo y personalmente. ¡Se repite tanto en el sagrario la escena de Emaús, de estar con Jesús sin darnos cuenta de que Él está con nosotros! ¡Cuánto debemos aprender de los felices caminantes de Emaús, para llegar a sentir arder el corazón oyéndolo y reconocer a nuestro huésped Jesús al partir el pan!
San Manuel González
Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús en el sagrario
Oh buen Jesús, dame la sensibilidad de los discípulos de Emaús para sentirte, para arder, para aprender de ti, para sentirme plenamente realizado y sea capaz de levantarme y ponerme en marcha. Gracias, Jesús, gracias eternamente. CUANTO ME AMAS, NOS AMAS
Evangelio:
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos le contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Señor mío y Dios mío, concédeme la gracia de encontrar el tesoro de tu Palabra para hacer crecer tu Reino en mi corazón. Vengo ante ti para mostrarte mi pobreza y para pedirte que concedas lo que más necesito para serte fiel, para amarte más y para llevarte a los demás. Concédeme una fe inquebrantable y una confianza que me haga esperarlo todo de ti, mi único Bien.
Jesus manso y humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
Deseamos llevarnos lo único que podemos tener después de la muerte: nuestras buenas obras y el amor con que hemos vivido y que hemos transmitido a los demás.
Al final del día haz un breve balance para ver en qué cosas ha buscado a Dios y en cuáles te has buscado a mí mismo.
Puedes rezar hoy con esta oración:
“Oh sacratísimo Corazón de Jesús que estás inflamado de amor por mí, concédeme abrirte mi corazón para que lo enciendas de amor por ti. Ayúdame, Señor, a valorar mi vida de cara a la eternidad, para que así no pueda menos que trabajar por tu gloria y buscar las cosas del cielo, donde me tienes un lugar que me has ganado por tu pasión, muerte y resurrección. Quiero encontrarte, Señor, sé Tú mi tesoro por el cual venda todo mi pecado a cambio de tu gracia. Quiero poseerte, se Tú mi piedra preciosa, mi pesca milagrosa y el puerto seguro al que me lleve tu mano amorosa para gozar de ti por toda la eternidad.” Amen
