«Que mis lágrimas purifiquen»

Señor, déjame llorar por mi soberbia, por mi vanidad, por mi orgullo… Qué mis lágrimas purifiquen, elevadas a Ti, unidas a Ti, desde Tu ofrecimiento al Padre…, la sequedad y dureza de mi corazón… Qué por la Fe en Ti pueda mi corazón restaurarse en Templo tuyo…, en lugar donde puedas habitar y manifestarte….
Rosario Aguilar

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