Que alegría 🎶 los que podáis acercaros a la Mesa del Señor 💒 todos unidos, uniendo nuestros 💞 al ❤️ de nuestro Amor de los Amores, ahí dejamos todas nuestras preocupaciones, nuestro único deseo es Adorarte Señor Amarte y dejarnos AMAR por Ti, ese es nuestro remanso de paz….
Participación plena, consciente, activa y fructuosa.
¿Qué quiere decir activa? Quiere decir que todos deben tomar parte. Los cristianos no asistan a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores Deben fomentarse las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las acciones o gestos y posturas corporales. Hay que empeñarse y enfervorizarse para entrar en íntimo contacto con Jesucristo, Sumo Sacerdote.
P. Carlos Miguel Buela IVE, Nuestra Misa
Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, 11
Oh buen Jesús dame ánimos para ser de los primeros en ser activo, participativo en todo, porque cuanto más activo, más cerca de Ti me siento, quedo realizado y marcho con una inmensa alegría que nadie me puede robar. Con nuestra Madre, S. José y Angel Custodio. Gracias y Perdón.
Evangelio según San Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con El aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»
Reflexión P. Javier Mira
Yo también quiero tener un encuentro contigo en esta oración. Sólo quiero buscarte a Ti Señor, aleja toda distracción y preocupación que me desvíe y ayúdame a tener un encuentro personal con tu amor. Cordero de Dios, dame la gracia de encontrarte y nunca más dejarte.
La palabra «Cristo» (Mesías) significa «el Ungido». La humanidad de Jesús está insertada, mediante la unidad del Hijo con el Padre, en la comunión con el Espíritu Santo y, así, es «ungida» de una manera única, y penetrada por el Espíritu Santo. Lo que había sucedido en los reyes y sacerdotes del Antiguo Testamento de modo simbólico en la unción con aceite, con la que se les establecía en su ministerio, sucede en Jesús en toda su realidad: su humanidad es penetrada por la fuerza del Espíritu Santo. Cuanto más nos unimos a Cristo, más somos colmados por su Espíritu, por el Espíritu Santo. Nos llamamos «cristianos», «ungidos», personas que pertenecen a Cristo y por eso participan en su unción, son tocadas por su Espíritu. No quiero sólo llamarme cristiano, sino que quiero serlo, decía san Ignacio de Antioquía. Dejemos que precisamente estos santos óleos, que ahora son consagrados, nos recuerden esta tarea inherente a la palabra «cristiano», y pidamos al Señor para que no sólo nos llamemos cristianos, sino que lo seamos verdaderamente cada vez más.
En el evangelio de hoy, se nos presentan dos momentos en la vida de Juan y Andrés, discípulos del Bautista. El primero: su encuentro con Jesús; y el segundo: la respuesta natural que nace de este encuentro.
Juan y Andrés siguen a Jesús, en un momento. Éste se vuelve y les pregunta ¿Qué buscan? Los discípulos después le responden con otra pregunta. Pero la respuesta que Cristo les da parece que no resuelve su interrogante. Sin embargo, la pedagogía de Jesús es diferente a la nuestra. Les invita a que ellos mismos hagan la experiencia de convivir con Él. No los fuerza. Respeta profundamente su libertad. Hasta el punto que ellos mismos vieron dónde vivía y decidieron permanecer con Él. Lo que les atrajo no era tanto el lugar donde vivía el Maestro, eso más bien era un pretexto para acercarse a Él y conocerlo más íntimamente. Su testimonio les impactó tanto que interiormente lo único que deseaban era quedarse a su lado.
Nadie puede hacer una verdadera experiencia de Cristo y no quedar con alguna huella visible. En este evangelio, se nos muestra cómo el conocimiento de Cristo les lleva a tener una necesidad muy grande de trasmitirlo a los demás. El mismo Andrés no duda en llevar la buena noticia de que han encontrado al Mesías a su hermano Simón, para después presentarlo con el Señor y que Cristo lo escoja para seguirlo también. El apostolado brota en todo corazón como una exigencia de quien ha experimentado el amor de Dios en su alma y desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro.
Tu y yo somos apóstoles desde el momento, ya ha pasado tiempo, en que el sacerdote que te bautizó derramó el agua en tu cabeza diciendo tu nombre y añadiendo YO TE BAUTIZO EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO. AMEN.
Esto fue clave en tu vida, porque desde entonces Dios ya estaba en tu alma, ayudándote q ese cada vez mas te parecieras de su Hijo Jesucristo; déjale que pueda hacerlo sin poner pegas a esta acción de la gracia.
Gracias por permitirme encontrarte en esta oración. Ahora, Señor y Padre mío, no dejes que me encandile con las tentaciones del mundo. Realmente quiero responder a tu llamado y cumplir cabalmente tu voluntad, aunque me cueste. Permite que mi testimonio de vida sea un puente para que otros también te sepan buscar y encontrar.
Que te bendiga el Padre con la alegría de la Fe, el Hijo con la felicidad del perdón y la Misericordia, y el Espíritu Santo con la Paz en tu corazón. Y la bendición de Dios Padre, Hijo + y Espíritu Santo descienda sobre ti y permanezca siempre.
