Evangelio del domingo 11 de febrero

¡Que alegría! 🎶🎶 cuando me dijeron, vamos 💒 vivamos con devoción y agradecimiento nuestro encuentro semanal a sentarnos todos a la Mesa del Señor, que maravilla¡¡ compartiendo, celebrando una GRAN FIESTA LA STA. MISA. Hoy día de Nuestra Señora de Lourdes, vamos a olvidarnos un poco de nosotros mismos y uniendo nuestros💞💞 a Nuestra Madre y S. José vamos a pedir de una manera especial y con
mucha FE por nuestros enfermos .

Cuánta utilidad se saca de tocar su santa Carne.
Y considera de nuevo cuánta utilidad se saca de tocar su santa Carne; porque expulsa muchas enfermedades y multitud de demonios, arruina el poder del demonio y sana en un momento a una tan grande muchedumbre…

San Cirilo de Alejandría, Doctor de la Iglesia
Comentario a San Lucas Lc4,38-41

Oh Jesús amado, con solo tocar la orla de tu manto es suficiente, pero Tú derrochas gracias en sobreabundancia,no solo te dejas tocar el manto, sino que todo Tú te das para ser nuestro alimento y vida. Con nuestra Madre, S. José y nuestro Angel Custodio. Gracias y perdón 🔥

Concha Puig

💒🎚️🙏 Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
«Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

Palabra De Dios

💒🎚️⚜️ PALABRAS DEL SANTO PADRE

Ese leproso no se resigna ni ante la enfermedad ni ante las disposiciones que hacen de él un excluido. Para llegar a Jesús, no teme quebrantar la ley y entra en la ciudad —algo que no debía hacer, le estaba prohibido—, y al encontrarlo «se echó rostro en tierra, y le rogó diciendo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”» (v. 12).

Todo aquello que hace y dice este hombre considerado impuro, es la expresión de su fe.

Reconoce el poder de Jesús: está seguro de que tiene el poder de curarlo y que todo depende de su voluntad. Esta fe es la fuerza que le permitió romper con las normas y buscar el encuentro con Jesús; y, postrándose ante Él, lo llama «Señor». La súplica del leproso muestra que cuando nos presentamos a Jesús no es necesario hacer largos discursos. Son suficiente pocas palabras, siempre que vayan acompañadas por la plena confianza en su omnipotencia y en su bondad. Confiar en la voluntad de Dios significa, en efecto, situarnos ante su infinita misericordia. 

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