Señor, hoy me despertó un sueño que situó inmediatamente mi corazón en el tuyo… Era un sueño, una visión muy «real» del miedo, nuestra preocupación porqué «sin ti no podemos hacer nada…» son las circunstancias especiales que hoy padecemos… Vivir
mirando al cielo…, mirándote a Ti «dormido!!!», o dejar la mirada en nosotros… una mirada que nos lleva a la desesperanza si la dejamos ahí fija… O si viendo a nuestro lado, a través de la mirada del Misionero, nos fijamos es esa Comunidad de Indígenas que hoy nos compartía un Misionero Jesuita de cómo Dios Padre y Creador nuestro se comunica al corazón de esos sus hijos, a los que aún no han llegado las palabras del Evangelio, y cómo esas Palsbras ellos las conocen y las aman en su corazón… y en lo que reciben del Cielo y Tierra ellos las identifican…, ponen nombre a cada cosa… y agradecen a Dios con el Aleluya del Amor que les llega y que reconocen…
«Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su Misericordia…»
Y mi sueño me llevó a lamentarme por lo que estamos viviendo… esas noticias que nos llevan a concluir que todo está perdido… Dios le dijo a JOC «hasta aquí llegarás y no pasarás…» Y sólo vemos a Jesús dormido… pero Él está hoy, como ayer, despierto y resucitado… convive con nosotros en su Iglesia, en la Eucaristía…, en el corazón de sus hijos, de sus Santos que oran sin cesar… Su presencia en nosotros, en la Eucaristía es la respuesta que esperamos…, en la Eucaristía está nuestra Salvación… Y por eso, por todo, cantamos con el mundo el Aleluya y damos gracias continúamente porque te acercas tanto a nosotros que quién te busca, te encuentra porque dejaste tu huella desde siempre en nuestro corazón de hijos, para Gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo…!!!
Rosario Aguilar
