
Vamos a cantar a proclamar con alegría fuerza y esperanza nuestra cita semanal con NUESTRO DIOS, SEÑOR Y REY DE REYES ADORADO que alegría.. 🎶🎼🎶
todos nuestros 💞 unidos vamos a la ….💒 a vivir con plenitud total la Sta. Misa, a pedir nuestra salvación, que nos esperan en el Cielo…⚡ aprendamos de la FE de esa mujer del Evangelio, que pensó conque solo toque su manto me curaré y tu FE te ha salvado le dijo Jesus es una maravilla¡¡¡¡
De la comunión con Cristo Eucaristía brota la caridad que transforma nuestra existencia y sostiene el camino de todos nosotros hacia la patria celestial.
S.S. Benedicto XVI
Ángelus 18.06.2006
Con nuestra Madre, S. José y nuestro Angel Custodio. Gracias y PERDON¡¡¡ 🔥
Concha Puig
(Padre Javier Mira)
Evangelio según San Marcos 5, 21-43
En aquel tiempo, Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a Él mucha gente; Él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de Él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: «¿Quién me ha tocado?»» Pero Él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante Él y le contó toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos y le dice: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?» Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe». Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Pero Él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate». La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.
Dice el Papa: la oración debe ser «Una oración valiente, que lucha por conseguir tal milagro; no esas oraciones gentiles: ´Ah, voy a orar por ti, y digo un Padre Nuestro, un Ave María y me olvido. No, sino una la oración valerosa, como la de Abraham, que luchaba con el Señor para salvar la ciudad, como la de Moisés, que tenía las manos en alto y se cansaba, orando al Señor; como la de muchas personas, de tantas personas que tienen fe y con la fe oran y oran. La oración hace milagros, ¡pero tenemos que creer! Creo que podemos hacer una hermosa oración… y decirla hoy, todo el día: Señor, creo, ayúdame en mi incredulidad…y cuando nos piden que oremos por tanta gente que sufre en las guerras, por todos los refugiados, por todos aquellos dramas que hay en este momento, rezar, pero con el corazón al Señor: ¡Hazlo! y decirle: Señor, yo creo. Ayúdame en mi incredulidad Hagamos esto hoy.
La virtud de la fe es la llave que abre el corazón de Cristo que arde por derramar todas sus gracias sobre nosotros. Esforcémonos particularmente por acrecentar en nuestra vida esta virtud, pues Dios ha querido que le pidamos todo lo que necesitamos con fe y confianza. Transmitamos en nuestra familia esta actitud de fe, sobre todo cuando nos enfrentemos ante el sufrimiento físico o moral de un ser querido.
Al iniciar las actividades del día haz un acto sincero de fe en Dios diciendo: Creo en ti, Dios mío!
Jesús, me acerco a Ti porque quiero tocarte con lo más profundo de mi alma para ser sanado. Sé que puedes curarme de todas mis enfermedades, sobre todo las del alma, pues Tú has venido a traernos la salvación y el perdón de los pecados. Ayúdame a incrementar mi fe, con la oración, para poder acercarme más a Ti con un corazón sencillo y abierto a Tus dones.
El Señor no se deja ganar en generosidad. Si le damos uno Él nos dará el doble, según nuestra necesidad.
Que Dios Padre te acompañe, esté en tu corazón, te cuide, te haga fuerte, alegre y fiel. Que el Dios Hijo te haga sentir su ternura y Misericordia y te quite del corazón cualquier inquietud que pueda hacerte sufrir.
Que Dios Espíritu Santo te de luces en la inteligencia, fuerza en el corazón, ánimo renovado y decisión de amar con todo el corazón.
Que María Santísima te haga sentir su calor de Madre, y su abrazo amoroso y tierno, y San José te cuide con su corazón de padre. En el nombre del Padre y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amen.