
Reflexión
Continuamos con Santo Tomás de Aquino
Este hermoso pero denso pasaje ofrece muchas intuiciones teológicas. Quien participa de la Eucaristía con fe y caridad come sacramental y espiritualmente, porque es el sacramento de la caridad y de la amistad, un banquete sagrado compartido por los amigos de Cristo. Sus amigos reciben su sustancia corporal, que ha sido significada por la consagración («Esto es mi cuerpo…»), y reciben también el poder espiritual que fluye a través de su cuerpo sagrado, el cual otorga una participación en la propia vida de Dios. Es decir, los corazones de los amigos de Cristo se transforman aún más en una semejanza de su corazón, un corazón que arde en caridad.