Madre de TODOS los hombres, enséñanos a decir AMÉN.
Que sepamos ofrecer con amor, humildad y esperanza este sufrimiento que tenemos que vivir al mundo entero. Cuando esto empezó, pensé: parece una guerra contra la CONCIENCIA DEL MUNDO… Recemos el Padrenuestro… pensando lo que decimos y parándonos cuando lleguemos: «hágase Tu voluntad… perdona… como nosotros…»
¿No pensáis, mis amigos en Cristo, que todos somos culpables del abandono de una parte SUFRIENTE de nuestros hermanos en Cristo? Nuestra vida, este mundo, estaba desbocándose hacia un EGOÍSMO que nos cegaba y nos saltábamos el Primer Mandamiento de la Ley de Dios… y como consecuencia todo los demás…
¡¡¡Cuánto nos AMAS Dios mio!!! Ten compasión de nosotros… Reparar es aceptar nuestro pecado…
Perdón, Señor, Perdón. Así llegarán nuestras súplicas más purificadas a Tu Amor Misericordioso.
¡Qué bueno es nuestro DIOS! ¿Quién como Él?
Concha Puig