Nunca se creyeron Santos, todo lo contrario: siempre pensaron que iban a necesitar en gran medida de la Misericordia Divina. Todos conocieron en mayor o menor grado la enfermedad, la tribulación, las horas bajas en las que todo les costaba: sufrieron fracasos y tuvieron éxitos. Quizá lloraron, pero conocieron y llevaron a la práctica las palabras del Señor, que hoy también nos trae la liturgia de la misa: «Venid a mí todos los que estéis agobiados y yo os aliviaré». Se apoyaron en el Señor, fueron muchas veces a verle y a estar con Él junto al Sagrario; no dejaron de tener cada día un encuentro con Él. (Hablar con Dios).

Gracias por estas palabras que consuelan el corazón y Dan esperanza para seguir con la lucha y para nuestra Santidad.
Dios te cuide siempre.
Me gustaMe gusta