Buenos días mis hermanos en Cristo. Qué alegría cuando me dijeron vamos a la Casa del Señor. Nuestro encuentro SEMANAL alrededor del Altar unidos todos en el Corazón de nuestro Dios y Señor.
Vivamos bien la Santa Misa, en una actitud de oración.
«Queridos amigos, sólo celebramos y vivimos bien la liturgia si permanecemos en actitud orante, no si queremos «hacer algo», hacernos ver o actuar, sino si orientamos nuestro corazón a Dios y estamos en actitud de oración uniéndonos al misterio de Cristo y a su coloquio de Hijo con el Padre. Dios mismo nos enseña a rezar, afirma san Pablo (cf. Rm 8, 26). Él mismo nos ha dado las palabras adecuadas para dirigirnos a él, palabras que encontramos en el Salterio, en las grandes oraciones de la sagrada liturgia y en la misma celebración eucarística».
SS. Benedicto XVI
Con nuestra Madre, S. José y nuestro Ángel Custodio. Gracias y perdón
¡Feliz Domingo a todos!
Concha Puig
Evangelio: San Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
Cuentan que un día, san Francisco de Asís le pidió a uno de sus primeros frailes que se preparara para salir a predicar con él. Salieron y estuvieron caminando y dando vueltas por todo Asís, durante una hora y media. En un cierto momento, el fraile que lo acompañaba le preguntó a San Francisco: Padre Francisco, usted me dijo que saldríamos a predicar. Hasta ahora, sólo hemos caminado y recorrido todo el pueblo. San Francisco le respondió: Hermano, llevamos una hora y media de predicación. No hay mejor predicación que la sonrisa y el testimonio de una vida auténticamente cristiana.
Ojalá que también nosotros prediquemos el mensaje de la esperanza, de la sonrisa humilde y llena de paz, del AMOR. Que seamos sal y luz para nuestros familiares y amigos y todos los que se cruzan en nuestro camino. Quien verdaderamente se ha encontrado con Jesús no puede callar, no puede encerrarse en sí mismo, debemos ser reflejo de nuestro Jesús amado.
