Es verdad, hermanita, la Resurrección de Jesucristo es una «explosión de Amor»… ¿y nos preguntas cómo sería mi vida si no me hubiera encontrado con Jesús…? No sé cómo sería, pero sí cómo es después de ese Encuentro: sencillo, inolvidable, en silencio, como a veces lo expresan refiriéndose al Espíritu, «una suave brisa», un suave susurro, una explosión de gozo en el corazón, en todo el cuerpo, en todo nuestro ser…
Pero eso no sería nada sin cada uno de los momentos que hicieron creíble su Poder transformarte en mí vida, mi actitud ante la vida, ante los demás… Todo lo que yo antes me esforzaba por cambiar, sin lograrlo, Él lo fue haciendo con el Amor de una Madre… y me fue llevando al abrazo de Dios nuestro Padre que también me esperaba… que se asomaba a mi vida en la Iglesia, los Sacramentos, mis hermanos… Y en su abrazo pude depositar todas mis cargas, y todo en mí fue cambiando… sobre todo cambió mi mirada – transparencia de nuestra alma – y puse mi mirada en la suya que acepté como un nuevo sacramento de Amor y Obediencia a su Voluntad…
Y todo lo demás, hasta hoy, se sigue dando en mí por pura Gracia y hoy esta Gracia se llama AMISTAD EN CRISTO CON MARÍA… donde me «asiento» por lo que os doy infinitas gracias, por la espiritualidad, la acogida y el Amor mutuo y a la Reparación… Gracias especiales a ti Hermanita… me has dado lo necesario y más para compartir nuestra Fe en un clima de Amor Fraterno, en permanente actitud de Adoración y Amor a Jesucristo que nos espera a cada uno, también en el Sagrario…
Rosario Aguilar