VEN EN MI AYUDA, QUE ESTOY SOLA Y NO TENGO OTRO SOCORRO FUERA DE TI
“Todo ser humano procede de la mano de Dios, y todos sabemos algo del amor que Dios siente por nosotros. Sea cual sea nuestra religión, sabemos que si realmente deseamos amar hemos de aprender primero a perdonar, antes que cualquier otra cosa” (Santa Teresa de Calcuta)
Había un joven que iba a morir tras una larga enfermedad, pero no estaba en paz y luchaba contra la muerte. Una mujer le preguntó delicadamente si había algo que le retuviera, algo que ella pudiera intentar hacer para ayudarle, y él le dijo que quería ver a su padre. La mujer consiguió contactar con el padre, y cuando éste vino a verle, el padre abrazó a su hijo llorando:
- ¡Hijo mío! ¡Mi querido hijo!
- ¡Perdóname! ¡Perdóname!- le suplicó el hijo.
Los dos se abrazaron con cariño. Unas horas más tarde el joven murió.
Cuando eres consciente de que estás necesitado de perdón, es más fácil perdonar, pero a su vez, debes sentirte perdonado para poder perdonar. El primero que perdona siempre es Dios, por grave que sea la falta. Lo único que tienes que hacer es pedirle perdón.
La confesión es un acto inmenso de amor. Es la humildad demostrada con hechos. El pecado te separa de Cristo con una brecha cada vez mayor. Cuando el amor está dividido, cualquier cosa puede llenar ese hueco. La confesión es el lugar donde permito que Jesús me vuelva a atraer hacia Él.
Padre Jesús Mateo
