
San Juan Apóstol y Evangelista es, sin duda, el discípulo a quién más amaba Jesús, los amaba a todos, obviamente, eran sus apóstoles, sus discípulos. Lo que sucede, según mi parecer, es que Jesús apenas vio a San Juan, supo que era un ser fiel, su característica era la fidelidad, era un ser que tenía mucha ternura, aunque le llamaran Hijo del Trueno.
Y, ¿qué significa trueno? Es el ruido potente que sigue a la luz del rayo. Jesús apenas lo vio supo que podía contar con este apóstol hasta el final. Jesús es la luz del rayo, en sentido figurado, y San Juan Apóstol es el discípulo que, como el Trueno, con inmenso ruido potente, profundo, estremecedor, nos dará a conocer el mensaje final en el Apocalipsis.
Y, lo principal, en San Juan se conjugan, se entrelazan su valentía con su ternura. No olvido el relato de La Última Cena, realmente conmovedor y que me agrada mucho… Cuando San Juan apoya su cabeza en el hombro de Jesús. Por eso Jesús dejó al cuidado de San Juan a su mayor tesoro… Su Madre. En la Cruz Jesús nos da por Madre, a la Santísima Virgen María. Nosotros, también seamos fieles y valientes para estar al lado del Bien, y acompañemos a las personas solas que están sufriendo. Pienso que lo que se anuncia en el Apocalipsis se está cumpliendo. Hay señales claras y patentes que en cualquier momento Jesús responderá a nuestros ruegos cuando clamamos de corazón diciendo VEN, SEÑOR JESÚS.
Pilar Muñoz Rivera
Grupo de Amistad en Cristo con María de Chile