“ -¿NO ERAN TRES LOS HOMBRES QUE ARROJAMOS AL HORNO? RESPONDIERON DICIENDO AL REY: -ASÍ ES, MAJESTAD.
PREGUNTÓ DE NUEVO: -¿CÓMO ES QUE YO VEO CUATRO HOMBRES, SIN ATAR, CAMINANDO EN MEDIO DEL FUEGO Y SIN DAÑO ALGUNO? Y EL ASPECTO DEL CUARTO ES COMO UN HIJO DE LOS DIOSES” (Daniel 3, 91-92)
Me encanta leer pasajes en donde participa algún ángel. Me hace acordarme de lo grandiosos y poderosos que son en medio de nosotros, que somos débiles. Y no sólo eso, me hace recordar a mi ángel de la guarda. Habitualmente no me acuerdo mucho de él, pero la realidad es que él no me deja ni de día ni de noche, y se pasa las horas rezando por mí a Dios, al que ve cara a cara.
Hoy quiero tenerle muy presente todo el día, haciendo caso a sus inspiraciones. ¡Tengo tanta suerte, Padre! Creaste un ángel sólo para mí, lleno de virtudes para transmitírmelas. El propósito de su existencia es que yo vaya al cielo, y no sólo eso… si cuando muera debo pasar por el purgatorio, no se despegará de mí ni un segundo hasta que consiga acceder a Tu gloria. Siempre conmigo. Muchas, muchas gracias Padre, Te lo debo todo.
Padre Jesús Mateo